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jueves, 13 de febrero de 2014

Tania Jijón

 "El canto de las mujeres es un espacio sin tiempo donde no existe ego ni lucha de poder, no hay juicios de valor ni importancia personal..."


Yo soy la Tania, Yanaquilla, Luna Nueva, así me he reconocido en el fuego, y soy instrumento de Sanación del Espíritu. Mi camino no esta trazado, lo estoy haciendo, con la certeza de que el misterio de la vida es quien sabe de verdad a donde voy.

Creo que cuando la mujer levanta su voz se manifiesta un aspecto muy poderoso de ella que despierta una memoria antigua que habla de la relación de la mujer con el espíritu del viento, del agua, del fuego y de la tierra.

En este espacio la mujer no conoce fronteras... El canto de las mujeres es un espacio sagrado que vive dentro, que cuando es escuchado y cantado por más de una, se vuelve un rezo de unidad, un rezo de Poder.

La mujer es un ser que nació de un sueño de la madre cósmica, que dio a luz al universo la que tiene la capacidad de engendrarse a ella misma para volver a nacer y poder dar vida infinitamente, entonces cuando la mujer encuentra a través del canto su centro… ella recuerda.

Recuerda su infinita existencia -donde todo condicionamiento social que ha sido impregnado a través del tiempo se transforma- esa capacidad de poder volver a nacer, cuantas veces sean necesarias. con tal de conservar la llama eterna que existe en las profundidades del mar… que es ella.
El canto de las mujeres es un espacio sin tiempo donde no existe ego ni lucha de poder, no hay juicios de valor ni importancia personal, por eso nos sentamos en círculo alrededor de un fuego, porque estamos recordando cómo es la verdadera relación entre mujeres, como siempre fue… Nos estamos reconociendo, nos estamos levantando de alguna manera con nuestra voz.

La luna es la energía femenina que rige los movimientos de la vida del planeta, es el aspecto de la mujer que se manifiesta en los ciclos de fertilidad y de muerte llamados movimientos lunares. Estamos recordando lo que nuestras abuelas nos dejaron inscrito en las estrellas, en el latido del corazón de la madre, en el brillo mismo de la Luna.

El canto de medicina llego a mi vida en los temazcales, desde el primer temazcal al que fui se despertó una memoria antigua de la mujer en mi que canta a la vida. Creo que todas somos la misma, y en este tiempo nos hemos encontrado nuevamente para rehacer el camino, por eso es un tiempo en que a pesar de todo lo que sucede en el mundo, cantando es donde nos damos cuenta de que nos sanamos de verdad y sanamos al planeta. Aquí podemos ofrecer de alguna manera lo mejor que tenemos a quienes amamos porque cuando vibramos en la alegría, y nos escuchamos de verdad podemos mover montañas.

Somos infinitas, invencibles, somos mujeres sagradas, TODAS.

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